INTRODUCCIÓN

Abrahán se había criado en un ambiente de superstición y paganismo. Aun la familia de su padre, en la cual se había conservado el conocimiento de Dios, estaba cediendo a las seductoras influencias que la rodeaban, “y servían a dioses extraños” (Josué 24:2), en vez de servir a Jehová. Pero la verdadera fe no había de extinguirse. Dios ha conservado siempre un remanente para que le sirva. Adán, Set, Enoc, Matusalén, Noé, Sem, en línea ininterrumpida, transmitieron de generación en generación las preciosas revelaciones de su voluntad. El hijo de Taré se convirtió en el heredero de este santo cometido. Por doquiera le invitaba la idolatría, pero en vano. Fiel entre los fieles, incorrupto en medio de la prevaleciente apostasía, se mantuvo firme en la adoración del único Dios verdadero. Él comunicó su voluntad a Abrahán, y le dio un conocimiento claro de los requerimientos de su ley, y de la salvación que alcanzaría mediante Cristo. (PP, 117.2).

P  R  E  G  U  N  T  A  S

1. ¿Dónde vivía Abraham cuando el Señor se le apareció por primera vez? 

Hechos 7: 2: Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham, estando en MESOPOTAMIA, antes que morase en Harán…

2. ¿Qué le dijo el Señor? 

Hechos 7:3: y le dijo: SAL DE TU TIERRA Y DE TU PARENTELA, Y VEN A LA TIERRA QUE YO TE MOSTRARÉ.

A fin de que Dios pudiese capacitarlo para su gran obra como depositario de los sagrados oráculos, Abraham debía separarse de los compañeros de su niñez. La influencia de sus parientes y amigos impediría la educación que el Señor intentaba dar a su siervo. Ahora que Abraham estaba, en forma especial, unido con el cielo, debía morar entre extraños. Su carácter debía ser peculiar, diferente al de todo el mundo. Ni siquiera podía explicar su manera de obrar para que la entendiesen sus amigos. Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente, y sus motivos y acciones no eran comprendidos por sus parientes idólatras. (HD, 23.4)

3. ¿Qué promesa le hizo el Señor?

Génesis 12:1-3: Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y HARÉ DE TI UNA NACIÓN GRANDE, Y TE BENDECIRÉ, Y ENGRANDECERÉ TU NOMBRE, Y SERÁS BENDICIÓN. BENDECIRÉ A LOS QUE TE BENDIJEREN, Y A LOS QUE TE MALDIJEREN MALDECIRÉ; Y SERÁN BENDITAS EN TI TODAS LAS FAMILIAS DE LA TIERRA.

A Abrahán se le dio la promesa, muy apreciada por la gente de aquel entonces, de que tendría numerosa posteridad y grandeza nacional: “Y haré de ti una nación grande, y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.” Génesis 12:2. Además, el heredero de la fe recibió la promesa que para él era la más preciosa de todas, a saber, que de su linaje descendería el Redentor del mundo: “Y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” Vers. 3. Sin embargo, como condición primordial para su cumplimiento, su fe iba a ser probada; se le exigiría un sacrificio. (PP, 117.3)

4. ¿Qué hizo entonces Abraham?

Hechos 7:4: Entonces SALIÓ DE LA TIERRA DE LOS CALDEOS Y HABITÓ EN HARÁN; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora.

El llamamiento del cielo le llegó a Abrahán por primera vez mientras vivía en “Ur de los Caldeos” (Génesis 11:31) y, obediente, se trasladó a Harán. Hasta allí lo acompañó la familia de su padre, pues con su idolatría ella mezclaba la adoración del Dios verdadero. Allí permaneció Abrahán hasta la muerte de Taré. Pero después de la muerte de su padre la voz divina le ordenó proseguir su peregrinación. … fue una gran compañía la que salió de Mesopotamia. Abrahán ya poseía gran cantidad de ganado vacuno y lanar, que eran las riquezas del Oriente, e iba acompañado de un gran número de criados y personas dependientes de él. Se alejaba de la tierra de sus padres para nunca más volver, y llevó consigo todo lo que poseía, “toda su hacienda que habían ganado, y las almas que habían adquirido en Harán.” Génesis 12:5. (PP, 119.2)

5. ¿Qué edad tenía cuando fue a la tierra de Canaán?

Génesis 12:4-5: Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y ERA ABRAM DE EDAD DE SETENTA Y CINCO AÑOS CUANDO SALIÓ DE HARÁN. Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

6. ¿Él sabía antes de salir a donde se dirigía?

Génesis 12:1: Pero Jehová había dicho a Abram: VETE de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, A LA TIERRA QUE TE MOSTRARÉ.

Hechos 7:3: y le dijo: SAL DE TU TIERRA y de tu parentela, Y VEN A LA TIERRA QUE YO TE MOSTRARÉ.

Abraham, obedeció y salió sin saber a dónde iba.  (Hebreos 11:8)

No fue una prueba ligera la que soportó Abrahán, ni tampoco era pequeño el sacrificio que se requirió de él. Había fuertes vínculos que le ataban a su tierra, a sus parientes y a su hogar. Pero no vaciló en obedecer al llamamiento. Nada preguntó en cuanto a la tierra prometida. No averiguó si era feraz y de clima saludable, si los campos ofrecían paisajes agradables, o si habría oportunidad para acumular riquezas. Dios había hablado, y su siervo debía obedecer; el lugar más feliz de la tierra para él era dónde Dios quería que estuviese. (PP, 118.3)

7. Al irse de su casa así, ¿Qué manifestó?

Hebreos 11:8: POR LA FE Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.

La obediencia incondicional de Abrahán es una de las más notables evidencias de fe de toda la Sagrada Escritura. Confiando en la divina promesa, sin la menor seguridad externa de su cumplimiento, abandonó su hogar, sus parientes, y su tierra nativa; y salió, sin saber adónde iba, fiel a la dirección divina. (PP, 118.2)

Abrahán no podía explicar la dirección de la Providencia; sus esperanzas no se habían cumplido; pero mantuvo su confianza en la promesa: “Y bendecirte he, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.” Génesis 12:2. Con oraciones fervientes consideró la manera de preservar la vida de su pueblo y de su ganado, pero no permitió que las circunstancias perturbaran su fe en la palabra de Dios. (PP, 121.3)

8. ¿Qué promesa le hizo el Señor después de salir? 

Génesis 13:14-15: Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque TODA LA TIERRA QUE VES, LA DARÉ A TI Y A TU DESCENDENCIA PARA SIEMPRE.

9. ¿A quién además de a él se le hizo la promesa?  

Génesis 13:15: Porque toda la tierra que ves, LA DARÉ A TI Y A TU DESCENDENCIA PARA SIEMPRE.

10. ¿Cuán numerosa dijo el Señor que sería su descendencia?

Génesis 13:16: Y HARÉ TU DESCENDENCIA COMO EL POLVO DE LA TIERRA; que, si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada.

El Señor escogió a Abrahán para que cumpliera su voluntad. Se le indicó que abandonara su nación idólatra y se separara de sus familiares. Dios se le había revelado en su juventud y le había dado entendimiento preservándolo de la idolatría. Había planeado hacer de él un ejemplo de fe y verdadera devoción para su pueblo que más tarde viviera sobre la tierra. Su carácter se destacaba por su integridad, su generosidad y su hospitalidad. Imponía respeto puesto que era un poderoso príncipe de su pueblo. Su reverencia y amor a Dios y su estricta obediencia a su voluntad le ganaron el reconocimiento de sus siervos y vecinos. Su piadoso ejemplo y su conducta correcta, junto con las fieles instrucciones que impartía a sus siervos y a toda su familia, los indujo a temer, amar y reverenciar al Dios de Abrahán. El Señor se le apareció y le prometió que su simiente sería tan numerosa como las estrellas del cielo. (HR, 77.1-2)

11. ¿Tenía Abraham algún hijo en ese momento?

Génesis 15:2: Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ANDO SIN HIJO, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

12. ¿Qué le dijo el Señor de nuevo, que sería el número de su descendencia?

Gén 15:5 Y sacóle fuera, y dijo: Mira ahora á los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente. 

En una visión nocturna, Abraham oyó otra vez la voz divina: “No temas Abram”, fueron las palabras del Príncipe de los príncipes, “yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”. Génesis 15:1. Pero tenía el ánimo tan deprimido por los presentimientos que no pudo esta vez aceptar la promesa con absoluta confianza como lo había hecho antes. Rogó que se le diera una evidencia tangible de que la promesa sería cumplida. ¿Cómo iba a cumplirse la promesa del pacto, mientras se le negaba la dádiva de un hijo? “¿Qué me darás siendo así que ando sin hijo? […]. Y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa”. Vers. 2-3. Se proponía adoptar a su fiel siervo Eliezer como hijo y heredero. Pero se le aseguró que un hijo propio había de ser su heredero. Entonces Dios lo llevó fuera de su tienda, y le dijo que mirara las innumerables estrellas que brillaban en el firmamento; y mientras lo hacía le fueron dirigidas las siguientes palabras: “Así será tu descendencia”. Vers. 5. Y “creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia”. Romanos 4:3 […]. (HD, 24.4)

13. ¿Cómo Abraham consideró la palabra del Señor?

Génesis 15:6 (primera parte): Y CREYÓ A JEHOVÁ, y le fue contado por justicia.

14. ¿Cómo el Señor consideró la fe de Abraham? 

Génesis 15:6 (última parte): Y creyó a Jehová, Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA.

15. ¿Qué se entiende por fe contada por justicia? Respuesta: El perdón de los pecados.

Ver Romanos 4:5-8: mas AL QUE NO OBRA, SINO CREE EN AQUEL QUE JUSTIFICA AL IMPÍO, SU FE LE ES CONTADA POR JUSTICIA. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien DIOS ATRIBUYE JUSTICIA SIN OBRAS, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.

En su providencia, el Señor proporcionó esta prueba a Abrahán para enseñarle lecciones de sumisión, paciencia y fe, lecciones que habían de conservarse por escrito para beneficio de todos los que posteriormente iban a ser llamados a soportar aflicciones. Dios dirige a sus hijos por senderos que ellos desconocen; pero no olvida ni desecha a los que depositan su confianza en él. Dios permite que las pruebas asedien a los suyos, para que mediante su constancia y obediencia puedan enriquecerse espiritualmente, y para que su ejemplo sea una fuente de poder para otros. Los mismos sufrimientos que prueban más severamente nuestra fe, y que nos hacen pensar que Dios nos ha olvidado, sirven para llevarnos más cerca de Cristo, para que echemos todas nuestras cargas a sus pies, y para que sintamos la paz que nos ha de dar en cambio. (PP. 122.1-2)

16. ¿Por medio de quién fueron confirmadas las promesas a Abraham?

Gálatas 3: 17: Esto, pues, digo: EL PACTO PREVIAMENTE RATIFICADO POR DIOS PARA CON CRISTO, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

17. ¿Y quiénes son la simiente prometida?

Gálatas 3: 29: Y SI VOSOTROS SOIS DE CRISTO, ciertamente LINAJE DE ABRAHAM SOIS, y HEREDEROS SEGÚN LA PROMESA.

La simple descendencia de Abrahán no tenía ningún valor sin una relación espiritual con [Cristo]. La descendencia de Abrahán no se probaba por el nombre y el linaje, sino por la semejanza del carácter. (DTG, 432.2-3)

18. ¿Cuál es la herencia de la cual ellos, con él son herederos?

Romanos 4:13: Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería HEREDERO del mundo, sino POR LA JUSTICIA DE LA FE.

La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo. Abraham no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”. Hechos 7:5. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus compatriotas idólatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán como posesión eterna; y, sin embargo, ni él, ni su hijo, ni su nieto la recibieron. (HD. 26.2)

CONCLUSIÓN

Muchos continúan siendo probados como lo fue Abrahán. No oyen la voz de Dios hablándoles directamente desde el cielo; pero, en cambio, son llamados mediante las enseñanzas de su Palabra y los acontecimientos de su providencia. Se les puede pedir que abandonen una carrera que promete riquezas u honores, que dejen afables y provechosas amistades, y que se separen de sus parientes, para entrar en lo que parezca ser sólo un sendero de abnegación, trabajos y sacrificios. Dios tiene una obra para ellos; pero una vida fácil y la influencia de las amistades y los parientes impediría el desarrollo de los rasgos esenciales para su realización. Los llama para que se aparten de las influencias y los auxilios humanos, y les hace sentir la necesidad de su ayuda, y de depender sólo de Dios, para que él mismo pueda revelarse a ellos. ¿Quién está listo para renunciar a los planes que ha abrigado y a las relaciones familiares en cuanto le llame la Providencia? ¿Quién aceptará nuevas obligaciones y entrará en campos inexplorados para hacer la obra de Dios con buena voluntad y firmeza y contar sus pérdidas como ganancia por amor a Cristo? El que haga esto tiene la fe de Abrahán, y compartirá con él el “sobremanera alto y eterno peso de gloria,” con el cual no se puede comparar “lo que en este tiempo se padece.” 2 Corintios 4:17; Romanos 8:18. (PP, 119.1)

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