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Utimamente he visto con un poco de angustia como ha ido creciendo o expandiéndose las sectas judaizantes en las iglesias cristianas. Muchas iglesias pentecostales, bautistas, evangélicas se han transformado en iglesias judaizantes que incorporan en su culto y doctrina costumbres judías incluso el uso del idioma hebreo como fundamental en su fe y práctica.

¿Qué argumentan estos cristianos judaizantes?
He aquí las principales ideas que manejan estos hermanos:

1. Que el pacto solo ha sido hecho con los judíos y nada con los gentiles, por tanto para recibir las bendiciones del nuevo pacto debo hacerme judío con todo lo que eso implica. En aras de ser parte del pueblo judío tú debes contar con dos cosas: tener un ascendente padre o madre que sea judío de sangre y además el varón debe circuncidarse para ser salvos.
2. Que el hebreo es el vocabulario santo y la pureza de labios implica en usar todas las palabras hebreas para invocar a Dios o a su Hijo y para los ritos.
3. Que la ciudad de Jerusalén es santa y es en su templo donde se debe adorar y por tanto, esta ciudad y templo aún cuentan con la presencia de Dios.
4. Que todos los ritos, leyes y ceremonias de la torah están  vigentes y deben ser cumplidos por los cristianos (judíos y gentiles) para poder ser salvo.
5. Que los creyentes deben ahora usar el calendario hebreo y guiarse por la luna nueva y que seguir el calendario gregoriano es adorar la bestia.
6. Que las fiestas solemnes dadas por medio de Moisés siguen en vigencia perpetua y por tanto todo creyente debe guardarlas y practicarlas.
Ante tales prácticas que están expandiéndose dentro del cristianismo surgen varias preguntas:

¿Es espiritualmente inocente esta transformación? ¿Es necesario para ser salvos? ¿Mejora esto nuestra relación con Dios?
En esta serie de artículos de seis partes abordaremos en cada parte cada uno de los seis argumentos antes presentados a la luz de la palabra para ver si es verdad todos o alguno de los argumentos de los judaizantes que hoy están creciendo entre las iglesias evangélicas y pentecostales.
Vamos a comenzar por definir con un versículo lo que el espíritu santo evalúa de tener alguna de las creencias anteriores. A lo cual llama judaizar.

¿Qué es judaizar?
Escrito está lo que es judaizar:
“Gálatas 2:14  Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio,  dije a Pedro delante de todos: Si tú,  siendo judío,  vives como los gentiles y no como judío,  ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?”
De aquí se ve claramente que judaizar es hacer a un gentil que viva como judío. Es importe notar que el mismo Pedro que era judío de nacimiento y de crianza luego de haber entendido el evangelio de Cristo en Pentecostés vivía como gentil. De modo que ni los gentiles conversos al cristianismo, ni los mismos judíos convertidos al cristianismo vivían como judíos. Además vemos que el apóstol Pablo vio la necesidad de advertir a la iglesia sobre este asunto, y es lo que estamos haciendo aquí tomándonos el tiempo para advertir sobre este tema el judaizar. Otra cosa que se ve en el texto es que el que judaíza “no anda rectamente conforme a la verdad del evangelio”. De modo que son mutuamente excluyente: el que judaíza se aleja del evangelio, y el que está en el evangelio se aleja de judaizar.
Veamos y analicemos ahora el primer argumento: que el Nuevo Pacto se ha hecho solo con los judíos nacidos carnalmente.

El Nuevo Pacto y la Simiente de Abraham ¿carnal o espiritual? ¿Externa de formas o interna del espíritu?

La Escritura del Antiguo Testamento da cuenta de los dos pactos:

Jer 31:31  He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Jacob y la casa de Judá.
Un pacto es un acuerdo, un contrato entra dos partes donde cada una se compromete a algo que se supone beneficia a ambas partes. Dios hizo varios pactos con los hombres: con Adán (no podía comer del árbol de la ciencia del bien y del mal y así viviría eternamente en el Edén), con Noé (de colocar el arco iris como muestra de su pacto de no destruir más la tierra por agua Génesis 9) y luego se hizo el pacto con Abrahán:
Gen 15:18  En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram diciendo: A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates.

A pesar de su vejez, de la esterilidad de Sara Dios le prometió que tendría una simiente y que ésta heredaría el Cercano Oriente. Aquí entonces abordaremos la interrogante: ¿es el pacto con la descendencia consanguínea de Abrahán?
La respuesta no se deja esperar y la vemos en la historia subsiguiente.
Abraham tuvo dos hijos carnales, de su misma sangre: Ismael con Agar e Isaac con Sara. Pero aunque Ismael nació ya, igual Dios nunca dijo que sería heredero de ese pacto y promesas, antes dijo que sería con el hijo de Sara:
Gen 17:19  Y respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te parirá un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él por alianza perpetua para su simiente después de él.
Habiendo nacido Isaac y cuando Ismael mostró que envidiaba y lo odiaba, se evidenció que aunque era hijo de Abraham y tenía la misma sangre y carne que Abraham no sería heredero porque no era de la descendencia del pacto:

Gen 21:10  Por tanto dijo á Abraham: Echa á esta sierva y á su hijo; que el hijo de esta sierva no ha de heredar con mi hijo, con Isaac…
Gen 21:12  Entonces dijo Dios á Abraham: No te parezca grave á causa del muchacho y de tu sierva; en todo lo que te dijere Sara, oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia.

Claramente se demuestra que “no los que son hijos carnales” son automáticamente herederos del pacto, sino “los que son hijos de la promesa son contados en la descendencia”.

¿Y si son hijos de Isaac, entonces sí? Alguien podría decir que Ismael no heredó porque no era hijo legal de Abraham con Sara, pero que Isaac si porque era hijo de ambos y por tanto, la promesa si es firme para toda la descendencia carnal de Isaac. Veamos este caso. Isaac con Rebeca tuvieron dos hijos: Esaú y Jacob, hijos de la misma madre y mismo padre. Por tanto, eran ambos hijos carnales y legales del heredero. Sin embargo, dice la Palabra que:

“¿No era Esaú hermano de Jacob?, dice Jehová, y amé á Jacob, Y á Esaú aborrecí,” (Malaquías 1.2-3).

Aquí se ve también claramente que la descendencia a la cual se aplica la promesa del pacto dado a Abraham no tiene que ver con la herencia consanguínea y carnal.

¿Y si son todos hijos de Jacob o Israel, serán todos israelitas? Eso también vamos a analizarlo a la luz de lo que está escrito. ¿Quiénes son los doce hijos de Jacob que debían ser las doce tribus de Israel? Leemos en Génesis 35 y 49.28 que todos ellos fueron:

De Lea, seis: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar y Zabulón.
De Raquel, dos: José y Benjamín.
De Bilha, dos: Dan Y Nepthalí.
De Zilpa, dos: Gad y Aser.
Gen 49:28  Todos estos fueron las doce tribus de Israel: y esto fué lo que su padre les dijo, y bendíjolos; á cada uno por su bendición los bendijo.
Aquí vemos los doce hijos de Israel que luego se convirtieron en los doce patriarcas de las doce tribus del pueblo de Israel. Sin embargo hay que recalcar que José tuvo dos hijos, Efraín y Manasés (Génesis 41.51-52). Estos dos hijos de José fueron adoptados por Jacob como suyos propios (Génesis 48.1-6). Por tanto, legalmente ellos debían ser líderes y patriarcas de las tribus del pueblo de Israel. ¿Qué pasó luego? Más adelante en la historia vemos que la idolatría iba a eliminar de la descendencia de Israel a una tribu dándole paso a otra tribu que no era patriarcal y convirtiéndola en patriarcal.
Los sucesos de pecado de Salomón al casarse con mujeres extranjeras provocaron que Dios advirtiese que el reino unido de Israel sería dividido:

1Re 11:31  Y dijo á Jeroboam: Toma para ti los diez pedazos; porque así dijo Jehová Dios de Israel: He aquí que yo rompo el reino de la mano de Salomón, y á ti daré diez tribus…
1Re 11:33  Por cuanto me han dejado, y han adorado á Astharoth diosa de los Sidonios, y á Chêmos dios de Moab, y á Moloch dios de los hijos de Ammón; y no han andado en mis caminos, para hacer lo recto delante de mis ojos, y mis estatutos, y mis derechos, como hizo David su padre.
A Jeroboam se les dio diez tribus y a Roboam se le dio dos tribus: A la tribu de Judá y la de Benjamín (1Reyes 12.21). Y Jeroboam para evitar que las otras diez tribus fuesen a pasarse del lado de Roboam entonces hizo un gran daño quebró el pacto al levantar dos becerros de oro para adorar, “puso uno en Bethel y el otro en Dan” (1Rey 12.29). Esto se había profetizado pues Jacob cuando dio las bendiciones sobre sus hijos profetizó sobre ellos. Sobre Dan dijo que se convertiría en “serpiente junto al camino” para morder “los talones de los caballos, y hacer caer por detrás al cabalgador de ellos” (Génesis 49.17). De modo que Dan al ser centro de la idolatría era una serpiente que hacía tropezar a todo el que pasara por ella.
Por este acto y esta obra abominable es que Dios sacó a la tribu de Dan de la descendencia santa y de la prometida herencia y en su lugar fue colocado el siguiente hijo de Jacob que había adoptado: Manasés. Esto se ve claramente en el hecho que los nombres de las tribus que estarán salvas recibiendo la herencia prometida de la Nueva Jerusalén son según Apocalipsis 7:
Judá, Rubén, Gad, Aser, Neftalí, Manasés, Simeón, Leví, Isacar, Zabulón, José y Benjamín.
Rebosan entonces de significado las palabras inspiradas del apóstol Pablo:
(Rom 9:6)…no todos los que son de Israel son Israelitas.
Es claro entonces que nacer de Israel no te hace automáticamente israelita y heredero del pacto de Dios con Abraham.

¿Y los gentiles o extranjeros pueden ser israelitas? Se puede ser hijo de Israel sin ser israelita, se puede ser de la tribu de Judá sin ser judío. ¿Cómo es esto? Sencillamente porque la descendencia es espiritual y no carnal, la descendencia de Israel NUNCA ha sido literal o carnal sino espiritual, sino de la fe y de la promesa, nunca de la carne:
Rom 2:28  Porque no es judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne:
Rom 2:29  Mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios.
Entonces, ya está claro que no todos los que nacen de Israel son israelitas y por tanto no todos los que nacen de Israel tienen automáticamente derecho al pacto y a las promesas. ¿Y qué tal de los gentiles o extranjeros? Ellos ni siquiera tienen herencia carnal con Israel, ¿podrán ellos ser herederos del pacto y la promesa?
Isa 56:3  Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo…
Isa 56:6  Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle,  y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos;  a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo,  y abracen mi pacto,
Isa 56:7  yo los llevaré a mi santo monte,  y los recrearé en mi casa de oración;  sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar;  porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Isa 56:8  Dice Jehová el Señor,  el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados.

El texto expresa la verdad que ya hemos venido observando en los textos anteriores: el pacto y la herencia de las promesas del pacto no era de forma automática para los hijos carnales de Abraham, sino a la descendencia espiritual. Ahora se expresa que aun aquellos que carnalmente no tuviesen una filiación consanguínea con Abraham, Isaac o Jacob serían considerados hijos de la promesa y del pacto con la condición de: Seguir a Jehová, amar su nombre, guardar sus mandamientos y abrazar el pacto. Así que no hacía más falta para que un extranjero entrara en el pacto sino solo estas cosas. Y es claro, que aquí dice que su templo es “para todos los pueblos” y no solo para los israelitas según la carne. Hasta aquí abordaremos esta primera parte del estudio sobre la secta del judaismo.

En el siguiente mes abordaremos tres puntos: cual es la condición para ser heredero, la circunsición y la lengua hebrea.

2 comentarios en «La Secta de los Fariseos Judaizantes (De ayer y de Hoy) Parte 1a»
  1. Buenísimo muy buen material para estudiar y no vivir en la neofitez….
    Gracias siervo por sus estudios ,que para los que nos gusta aprender es algo muy grato y más si es palabra o (ley) del Señor ?

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