P R E G U N T A S SOBRE HEBREOS 9.9-14

  1. ¿Qué se relacionó con el primer pacto? – Heb 9:1  TENÍA empero también el primer pacto reglamentos del culto, y santuario mundano
  2. ¿Quién realizó el servicio en el Santuario mundano? – Heb 9:6  Y estas cosas así ordenadas, en el primer tabernáculo siempre entraban los sacerdotes para hacer los oficios del culto; 
  3. ¿Con qué frecuencia se prestó el servicio en cada apartamento? Heb. 9:6,7. – Heb 9:6  Y estas cosas así ordenadas, en el primer tabernáculo siempre entraban los sacerdotes para hacer los oficios del culto; Heb 9:7  Mas en el segundo, sólo el pontífice una vez en el año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo, y por los pecados de ignorancia del pueblo.
  4. ¿Qué significaba esto? Versículo 8 – Heb 9:8  Dando en esto á entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie. 
  5. ¿Qué era ese santuario? Versículo 9, primera parte – Heb 9:9  Lo cual era figura de aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios que no podían hacer perfecto, cuanto á la conciencia, al que servía con ellos; 
  6. ¿Cuánto se logró con el servicio?
  7. ¿Quién es nuestro verdadero sumo sacerdote?
  8. ¿Dónde ministra? Heb. 8:1, 2; 9:11. – Heb 8:1  ASÍ que, la suma acerca de lo dicho es: Tenemos tal pontífice que se asentó á la diestra del trono de la Majestad en los cielos; Heb 8:2  Ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que el Señor asentó, y no hombre. – Heb 9:11  Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es á saber, no de esta creación; 
  9. ¿Es necesario que ofrezca algo? Heb. 8: 3. – Heb 8:3  Porque todo pontífice es puesto para ofrecer presentes y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tuviese algo que ofrecer
  10. ¿Qué ofrece? Heb. 9:12. – Heb 9:12  Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna redención.  
  11. ¿Qué hace su sangre por nosotros? Versos 13, 14. – Heb 9:13  Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y la ceniza de la becerra, rociada á los inmundos, santifica para la purificación de la carne, Heb 9:14  ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo? 
  12. ¿Con qué somos redimidos? 1 Pedro 1:18, 19. – 1Pe 1:18  Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro ó plata;  1Pe 1:19  Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.
  13. ¿Cómo se llama la sangre de Cristo? Heb. 13:20. – Heb 13:20  Y el Dios de paz que sacó de los muertos á nuestro Señor Jesucristo , el gran pastor de las ovejas, por la sangre del testamento eterno.
  14. ¿Cristo ministró como sacerdote mientras estuvo en la tierra? Heb. 8:4; 9:8. – Heb 8:4  Así que, si estuviese sobre la tierra, ni aun sería sacerdote, habiendo aún los sacerdotes que ofrecen los presentes según la ley. – Heb 9:8  Dando en esto á entender el Espíritu Santo, que aun no estaba descubierto el camino para el santuario, entre tanto que el primer tabernáculo estuviese en pie. 
  15. ¿Cuándo dejó de ser el primer santuario como santuario? Mateo 23:38; 27:50, 51. – Mat 23:38  He aquí vuestra casa os es dejada desierta.  – Mat 27:50  Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con grande voz, dió el espíritu. Mat 27:51  Y he aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron.
  16. ¿Qué aseguró el perdón de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto? Heb. 9:14, 15. – Heb 9:14  ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció á sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo? Heb 9:15  Así que, por eso es mediador del nuevo testamento, para que interviniendo muerte para la remisión de las rebeliones que había bajo del primer testamento, los que son llamados reciban la promesa de la herencia eterna. 
  17. Ya que Cristo no comenzó su obra sacerdotal de ofrecer su propia sangre hasta después de la crucifixión y ascensión, ¿Cómo podría ser esto? Gálatas. 3:17; Heb. 6: 13-18 – Gál 3:17  Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa. / Heb 6:13  Porque prometiendo Dios á Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, Heb 6:14  Diciendo: De cierto te bendeciré bendiciendo, y multiplicando te multiplicaré. Heb 6:15  Y así, esperando con largura de ánimo, alcanzó la promesa. Heb 6:16  Porque los hombres ciertamente por el mayor que ellos juran: y el fin de todas sus controversias es el juramento para confirmación. Heb 6:17  Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente á los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; Heb 6:18  Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos á trabarnos de la esperanza propuesta

NOTAS

Las ordenanzas del servicio divino que estaban conectadas con el primer pacto, no tenían eficacia alguna. No pudieron hacer que el rincón del mismo fuera perfecto como perteneciente a la conciencia. Todas las transgresiones cometidas bajo ese pacto, que fueron perdonadas, fueron perdonadas en virtud del segundo pacto, del cual Cristo es mediador. Sin embargo, aunque la sangre de Cristo no fue derramada hasta cientos de años después de que se hizo el primer pacto, los pecados fueron perdonados cada vez que fueron confesados. Ese pacto, como hemos visto, tenía el propósito de dirigir la mente del pueblo al pacto de Abraham, que Dios confirmó en Cristo. Gálatas. 3:17. Esta confirmación fue por un juramento, además de la promesa.

Estas «dos cosas inmutables, en las que era imposible que Dios mintiera», hicieron que el sacrificio de Cristo fuera tan eficaz en los días de Abraham y Moisés como lo es ahora. Esto se hace aún más evidente por la afirmación de que estas dos cosas dadas a Abraham son las que nos dan un gran consuelo.

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