Mt 3:10 RVP: «Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego.»

Recientemente alguien me preguntó que si después de algunas ocasiones en que yo les he suplicado y amonestado a algunas personas para que reconsideren sus creencias en las que se encuentran parados, si en lugar de estar edificando sobre la roca, no estarán edificando sobre la arena, ¿hacía yo bien en obrar de esta manera?

Cuando se ha reconocido nuestra condición de pecador y la santidad de Dios, no existe otra opción más que ir a Cristo para que por medio de su sangre seamos aceptos ante el Padre y que nuestros pecados sean perdonados y nos limpie de todo mal. Encontramos también una imperiosa necesidad de escudriñar cada día las Escrituras para conocer la Palabra de Dios y penetre hasta lo más profundo de nuestros pensamientos y enseñe la maldad que mora en nosotros; y de esta forma, ir con el Médico de Galilea a que sane la concupiscencia de nuestra carne. De igual forma, encontramos cuál es la voluntad divina para todo discípulo de Jesús, que es predicar el evangelio, las buenas nuevas de salvación a toda nación, tribu, lengua y pueblo.

Es por esto la insistencia hacia las personas suplicando se vuelvan de sus falsas doctrinas, siempre con la Escrituras por delante para que vean que no son palabras de hombre, sino como así dijo Jehová.

Estudiando las Escrituras, hallamos la historia de Jonás, la cual, sin saberlo antes, ha sido de manera personal la obra que Dios ha puesto en mi corazón y que cada día brilla un poco más para iluminarme y mostrarme que faltan pasos para cumplir cabalmente esta obra.

Respondiendo a quien me interrogaba, si era bueno lo que hacía, les respondo según la voz de Jehová que igualmente es para todo aquel que diga ser seguidor de Jesús.

Jon 1:1-2 RVA’1602: «Y FUÉ palabra de Jehová á Jonás, hijo de Amittai, diciendo: Levántate, y ve á Nínive, ciudad grande, y PREGONA contra ella; porque su maldad ha subido delante de mí.»

Jon 3:1-2: «Y FUÉ palabra de Jehová segunda vez á Jonás, diciendo: Levántate, y ve á Nínive, aquella gran ciudad, y PUBLICA en ella el PREGÓN que yo te diré.»
Jon 3:4: «Y comenzó Jonás á entrar por la ciudad, camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí á cuarenta días Nínive será destruida.»

En mis muy pocos años que he venido entregando mi vida a la proclamación del evangelio, he visto un grande mal, que las personas leen las Escrituras sin saber el significado real de las palabras que en ellas hay, y que quedan satisfechos con lo que piensan ellos o lo que escuchan de otros sobre lo que significan esas palabras; lo que muchas veces esta clase de interpretación bíblica redunda en no conocer lo que en verdad Dios nos quiere decir, y por esto mismo se llegan a establecer toda clase de falsas doctrinas, como mandamientos de hombres.

La palabra clave es PREGONAR, porque la maldad de los hombres ha subido delante de Dios, y dentro de poco sus ciudades y los que en ellas habitan pronto serán destruidos por la ira de Dios y serán consumados por el furor de su tormento.

ראָק ָ cará; raíz prim. [más bien ident. a 7122 Mediante la IDEA de ACOSAR a UNA PERSONA QUE UNO
ENCUENTRA]; llamar fuera para (i.e. prop. llamar por nombre, pero usada en una variedad de
aplicaciones):—aclamar, anunciar, celebrar, clamar, contar, convidado, convidar, convocar, decir,
dictar, encuentro, gritar, grito, intimar, invitar, invocar, leer, llamar, llevar, nombrar, nombre, pedir,
perpetuar, poner, predicar, pregonar, presencia, proclamar, profetizar, promulgar, publicar, renombre,
traer, dar voces.

Analizando cada una de las variantes del significado de la palabra pregonar o en el hebreo cará, vemos que todas están en consonancia con la proclamación del mensaje del tercer ángel con fortaleza en alta voz (Apoc 14:7,9; 18:2).

No obstante, vemos la condición del mundo y de los que se dicen ser cristianos en estos días que está muy lejos de los ninivitas de aquellos días; que a pesar que eran abiertos adoradores de falsas deidades, y que eran un pueblo de invasores, saqueadores y entregados a toda clase de vicios y promiscuidades, éstos aceptaron bien el acoso en alta voz del profeta a que se volvieran de sus malos caminos. No así los hombres de nuestros días que se decantan en oír únicamente mensajes de paz y seguridad, de Jesús es la esperanza con voz pasiva y arrulladora que duerma sus sentidos y que no los despierten a que se esfuercen a estar firmes en sus posiciones para velar que no venga el ladrón en lo más oscuro de la noche.

? La proclamación del Evangelio es el único medio por el cual Dios puede emplear a los seres humanos como instrumentos suyos para la salvación de las almas. A medida que hombres, mujeres y niños proclamen el Evangelio, el Señor abrirá los ojos de los ciegos para que vean sus estatutos, y escribirá su ley en el corazón de aquellos que verdaderamente se arrepientan. El Espíritu de Dios que da poder trabajando por medio de los seres humanos, induce a los creyentes a tener un solo pensamiento, una sola alma, a unirse en el amor de Dios y en la observancia de sus mandamientos, a prepararse aquí en la tierra para la traslación (RH 13-10-1904).

? Pidamos el espíritu de Elías y endechemos el camino del Señor anunciando su segunda venida, que no será montando un pollino con ropas sencillas y humildes; sino que será con todo el poder de su gloria, vestido en una ropa teñida en sangre; con una espada aguda que sale de su boca, para herrir con ella a las naciones (Apoc 19:13,15).

Am 5:18 RVP: «¡Ay de los que desean el día del SEÑOR! ¿para qué queréis este día del SEÑOR? Será de tinieblas, y no luz:»

? Nos pongamos a cuentas, y seamos como «los hombres de Nínive [que] creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos» y gocemos de la misericordia de Dios y longanimidad para que vayamos al arrepentimiento.

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