14 de Septiembre de 2024 – CULTO DIVINO [América]

Sermón: ¡Llamados y Escogidos para el REINO DE DIOS! (Basado en Daniel 7).

Por John García

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Youtube: https://www.youtube.com/live/gAUSpEdtSb8

Horarios:

18:50 🇪🇸

13:50 🇦🇷 🇧🇷 (Brasilia) 🇺🇾

12:50 🇧🇴 🇨🇺🇨🇱 🇺🇸(Este) 🇵🇾 🇵🇷 🇩🇴 🇻🇪

11:50 🇨🇴 🇪🇨 🇺🇸(Centro) 🇵🇦 🇵🇪

10:50 🇨🇷 🇬🇹 🇸🇻 🇺🇸(Montaña) 🇲🇽(CDMX)

09:50 🇺🇸(Pacífico)


TRANSCRIPCIÓN DEL SERMÓN:

Muy bien, entonces el tema de hoy se llama «Escogidos para el Reino». El tema trata justamente de lo que el Señor ha dicho en su palabra acerca del juicio, acerca de la continuación de Daniel 2. Pero yo quería comenzar abriendo con este versículo que se encuentra en los evangelios, en este caso en el Evangelio de Mateo. Vamos a hablar acerca del capítulo 22, Mateo capítulo 22 y el versículo muy conocido 14. Mateo 22:14 dice: «Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

En este texto se nos da el mensaje de que, en ese contexto, se nos está diciendo que el rey, aquí se refiere al Padre, hizo una fiesta de bodas para su hijo, que es Jesucristo. Invitó a los siervos; a través de sus siervos, invitó a los llamados a las bodas. Los llamó una vez y los llamó dos veces, antes de la muerte de los animales y luego de la muerte de los animales. Con esto se está diciendo el llamado que hizo el Señor a los judíos a través de sus profetas antes de la muerte de su hijo y después de la muerte de su hijo, que ellos no quisieron venir.

Cuando envía al hijo, lo matan, y luego el rey manda a destruir la ciudad con sus ejércitos. La destrucción de Jerusalén, y cuando hace la invitación a todas las naciones, dice que los invitó a todos y a la salida de los caminos, y los invitó a las bodas. ¿A cuántos? Eso está en el versículo 9. Luego dice que fueron todos invitados. El rey entró a ver a los convidados a las bodas. Dice el versículo 11 que encontró a uno que no estaba vestido de boda. El rey entró a ver, y el que no estaba vestido de boda lo echó afuera. Aunque había sido llamado, aunque estaba invitado, aunque estaba dentro de la boda, fue echado afuera. Y ahí es cuando Jesús dice: «Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».

Con esto, nos habla esta parábola del juicio, del juicio antes del advenimiento.

¿Qué nos dice todo esto? El Señor nos está diciendo a través de su palabra que muchos son los llamados, muchos son los que entran al evangelio, muchos son los que entran a las bodas, pero pocos son escogidos en las bodas. Y ese es el tema que queremos analizar hoy de esta misma parábola, pero desde la visión profética: «Escogidos para el Reino de Dios».

La profecía que nos habla acerca de estas cosas. Vamos a entrar a ver la profecía como tal. Esa profecía la estamos estudiando a la luz de los carteles proféticos dados a los pioneros, pero que nosotros hemos añadido algunas cositas, lo hemos actualizado manteniendo el mismo espíritu, las mismas imágenes.

¿Qué tenemos allí? Pues en este cartel profético, la primera línea, la primera columna, es la primera línea profética que ya estudiamos la semana pasada, Daniel capítulo 2. Y hoy vamos a estudiar la segunda columna, la segunda línea profética, que es Daniel capítulo 7. Allí vemos que la línea de Daniel 7, la visión de Daniel 7, va en paralelo a la visión de Daniel capítulo 2.

LA VISIÓN DE DANIEL 7

¿Qué encontramos? Bueno, en Daniel 7 encontramos que Daniel nos dice que tuvo una visión. En esa visión, él ve animales, no ve cuatro bestias grandes, dice en el versículo 3 de Daniel 7. Eran diferentes la una de la otra y subían del mar. La primera dice que era un león, un león que tenía alas de águila. Ese león representa a Babilonia, la cabeza de oro. La segunda era un oso que va en paralelo con los pechos de plata y representa a Medo-Persia. La tercera bestia es un leopardo con cuatro cabezas y cuatro alas, que representa, que va paralelo con el vientre de bronce y representa a Grecia.

El cuarto es una bestia espantosa y terrible, que va en paralelo con Roma. Luego ve diez cuernos, diez cuernos que salen de esa cuarta bestia. De esos diez cuernos ve que sale un cuerno pequeño y que arranca tres de estos cuernos. Van en paralelo con los diez dedos de Daniel. El cuerno pequeño tiene paralelo, es el barro.

Después, el cuerno pequeño dura 1260 días. Entonces se establece el juicio, se establece el juicio, el juez se sienta, los libros son abiertos. Y después de eso, lo que se ve allí en la profecía es que se establece el reino. Se establece el reino de Dios, que es equivalente a la piedra que representa también el reino de Dios en la visión de Daniel capítulo 2.

LA VISIÓN EXPLICADA

Ahora bien, ¿qué viene? La explicación. Vamos a ver la explicación. Esa es la visión. A partir del versículo 15 de Daniel 7 en adelante es la explicación que se da de toda esa visión. ¿Qué es lo que se explica? Se le dice allí, versículo 15:

«Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo. Las visiones de mi cabeza me asombraron». Y me acerqué a uno de los que asistían, uno de los ángeles que estaban allí. Dice que él se acerca, le pregunta la verdad acerca de todo esto y me habló. Dice: «Me habló y me hizo conocer todas las cosas».

El versículo 16 le hizo conocer la interpretación de las cosas. O sea, él se acerca al ángel, es un ángel, le pregunta acerca de todo lo que está viendo y el ángel le habla. La explicación que le da el ángel resume toda la visión en dos versículos. Maravilloso. El mejor resumidor de todo esto es este ángel.

Versículo 17: «Estas cuatro grandes bestias, ¿qué son? Son cuatro reyes que se levantarán en la tierra, cuatro reyes, cuatro reinos».

Versículo 18: «Después recibirán el reino los santos del Altísimo y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre».

En este resumen, cada bestia es un rey, un reino. Y cuántas bestias había. Cuatro, no cinco ni seis. ¿Por qué? Porque los cuernos están sobre la cuarta bestia, porque el cuerno pequeño está sobre la cuarta bestia. O sea que la cuarta bestia tiene básicamente tres etapas: la etapa de bestia sola, la etapa de bestia con cuerno, la etapa de bestia con cuerno pequeño. Y todas esas etapas están presentes aquí.

Luego de eso se presenta que el cuerno pequeño se le quita el dominio, se sienta el juez, se abren los libros y después que finaliza el juicio, entonces es cuando se entrega el reino a los santos del Altísimo. Entonces, evidentemente, junto con Daniel 2, esta profecía va desde Babilonia y se extiende hasta la segunda venida de Cristo, inclusive más allá, hasta el establecimiento del reino de Dios en la tierra.

Porque, acuérdense que Jesús viene, lleva a su pueblo, pasan mil años y luego de los mil años es que viene y pone su reino, la Nueva Jerusalén, en la tierra. Destruye a los impíos que están resucitados en la segunda muerte, en la segunda resurrección, y van a la segunda muerte. Lo destruyen en la segunda muerte y luego la tierra será purificada. Y allí es que vienen cielos nuevos y tierra nueva. Entonces es allí cuando se instaura el reino de Dios, definitivamente. Ya no hay más llanto, no hay más dolor.

O sea que esta profecía, tanto Daniel 2 como Daniel 7, se extiende hasta más allá de los mil años.

Esta profecía de Daniel 7 el ángel lo resume en dos versículos: cuatro grandes bestias, cuatro reinos. Después viene el reino de Dios. Lo importante y lo maravilloso de esto es saber en qué reino estamos viviendo, en qué tiempo estamos viviendo, y tener la certeza de en qué momento estamos de la historia. ¿Cuánto falta para el reino de Dios? Y bueno, eso es lo que le preocupa a Daniel. Justamente es eso, porque en el versículo 23 él dice que se preocupa. Entre el versículo 18 al 23 dice que Daniel se preguntó acerca de la cuarta bestia. Eso está en el versículo 18. En el versículo 19, perdón, hasta el 22. Él se preocupa, dice: «Tuve deseo de saber acerca de la cuarta bestia» y le pregunta al ángel: «Explícame».

Él entendió la bestia número uno, número dos y número tres, o por lo menos no le fue tan complicado entender al verla en paralelo con la visión anterior. Pero tuvo deseo, tuvo interés, tuvo preocupación, por así decirlo, qué pasará con esta cuarta bestia. ¿Qué representa la cuarta bestia? Y dice aquí entonces que el ángel explica en el versículo 23: «La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra». Ya le había dicho que cada bestia es un reino, un rey. La cuarta bestia también es un cuarto reino en la tierra, pero le va a explicar los detalles. Le dice: «Será diferente de todos los otros reinos; a toda la tierra devorará, y despedazará». O sea, su alcance será mayor que el de Babilonia, que el de Medo-Persia, que el de Grecia. Será un alcance mundial, diferente a todos estos reinos. Y dice que impondría, pues, un reinado terrible de terror.

LOS DIEZ CUERNOS EN ROMA

Luego dice en el versículo 24 que los diez cuernos que viste en la cuarta bestia significan que de aquel reino se levantarán diez reyes. Fíjense que es exactamente lo mismo de Daniel capítulo 2: el cuarto reino, que era de hierro, que es Roma, se dividiría. Será un reino dividido, como lo vimos la semana pasada, parte de hierro, parte de barro. Aquí está diciendo lo mismo: esos diez cuernos son diez reyes. Aquí sí lo especifica, porque en Daniel 2 no especifica; dice solamente que menciona los dedos de los pies, pero no dice el número diez, aunque está implícito. Aquí sí está explícito: los diez cuernos son diez reyes.

Diez cuernos, diez reyes, y luego dice:

«Y tras ellos se levantará otro, que es el cuerno pequeño». Y ese cuerno pequeño será diferente de los primeros y a tres reyes derribará. Y dice: «Y hablará palabras contra el Altísimo».

O sea, fíjense que a partir de aquí, después que se mencionan los diez cuernos, que son diez reyes, que hasta aquí van en paralelo con Daniel 2, aquí pareciera que se van a mencionar detalles que no se mencionan en la profecía de Daniel 2. En Daniel 2 solamente menciona que lo que mantiene pegados los dedos a los pedazos de hierro era el barro, y que entendimos que el barro se refería a la religión que trató de mantener unida Europa durante los reinos europeos, que fue la religión católica. Aquí es más específico y dice que no solo será una religión, sino que habrá un rey, un rey que vendrá después de los diez reyes, que será diferente de los primeros, que derribará a tres reyes, y que ese rey, su diferencia está en que hablará palabras contra el Altísimo.

Sería un cuerno político, pero diferente, porque también sería religioso. Se dan cuenta. Y ese cuerno pequeño hablaría contra el Altísimo y quebrantaría a los santos. Vamos a entrar en detalle. Ya vimos que los diez cuernos son los mismos diez dedos, que son los reinos de Europa, las tribus bárbaras que dividen a Roma y se convierten en reinos: los alamanes en alemanes, los suevos en Portugal, los visigodos en España, los lombardos en Italia, los anglosajones en Reino Unido, y así sucesivamente. Cada uno de ellos se convierte también en unos cuernos llamados los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Todos ellos dividen a Roma y toman pedazos del dominio de Roma.

SURGIMIENTO DEL CUERNO PEQUEÑO

Pero, ¿qué pasa? Dice que luego se levantaría otro cuerno pequeño, otro cuerno pequeño, pero que para levantarse, para surgir, tiene que erradicar a tres de estos cuernos, porque no puede existir con estos diez cuernos; solamente coexiste con siete. Con los otros tres no puede coexistir. ¿Y eso qué es lo que ocurrió en la historia? En la historia, lo que se conoce es que estos cuernos eran bárbaros, porque venían fuera de los límites del Imperio Romano. Llegan, entran a Roma, dividen a Roma y adoptan y mezclan sus ideologías religiosas con la ideología religiosa del Imperio Romano, y siguen siendo paganos. Pero luego que el cristianismo triunfa, en un sentido se deja de perseguir y el cristianismo permea las cortes del palacio en Roma y se viene a ser popular la religión cristiana.

Entonces, comienzan a convertirse muchos de los que estaban allí, de todos estos reinos. Y así vemos que estos reinos que eran originalmente bárbaros comienzan a hacerse cristianos. Pero justo, justo cuando Constantino y poco después viene una división en el mundo cristiano. Viene una división porque surgen entonces los cristianos arrianos y los cristianos católicos. Los cristianos católicos establecen la doctrina famosa conocida de la Trinidad, el domingo y otras cosas, y los arrianos son seguidores de la idea o de la predicación de Arrio, obispo de Alejandría, que presenta que Dios no es una Trinidad, que Dios, el único, es el Padre, que tuvo un Hijo literal que también era divino, pero era el Hijo, y por ser Hijo estaba sujeto. Y el Espíritu Santo, que también era el Espíritu de Dios.

Eso es lo que eran los arrianos, pero el partido católico no. Esa división surge y, aunque se estableció por el emperador en la doctrina católica, por tanto, por Constantino como por Teodosio, año 380, aun en el Concilio de Constantinopla, a pesar de esto, ¿qué pasa? Bueno, Arrio siguió predicando, fue desterrado del imperio. No se le dio la orden de matarlo, pero sí fue desterrado de los límites del Imperio Romano. ¿Y qué hace Arrio con todos los arrianos? Bueno, se van fuera, y estando fuera es como ellos van y evangelizan a estas tres tribus arrianas o estas tres tribus bárbaras: los hérulos, los vándalos y los ostrogodos. Los evangelizan antes de que entren a Roma. Estamos hablando de años 380-400, porque cuando ellos llegan a Roma es después del 410, que viene la primera oleada de tribu bárbara, hasta el 476, cuando finalmente Roma cae y se divide.

Bueno, en ese periodo de 70 años aproximadamente es cuando se convierten tres tribus de estas al arrianismo y las otras siete se convierten al catolicismo. O sea, que de estos diez cuernos, de estos diez reinos, siete se convierten al catolicismo y tres al arrianismo. El 70% se va al catolicismo, el 30% se va al arrianismo. Cuando estas tres tribus bárbaras entran y dominan a Roma, no solamente entran en los límites del Imperio Romano, sino que van a la ciudad de Roma. Los hérulos, los vándalos y los ostrogodos dominan el centro de Europa, dominan a Roma. Entonces allí viene un problema. ¿Para quién viene el problema? Para el obispo de Roma, que estaba en proceso de ascendencia de supremacía.

¿Por qué? Porque estaba en supremacía, primeramente religiosa; primeramente, los obispos estaban erigiéndose los obispos sobre la iglesia como seres superiores a todo el cuerpo de todos los ancianos. Pero luego, entre los mismos obispos de la iglesia, entonces estaba erigiéndose por encima de los obispos uno: el obispo de la ciudad del imperio, de la capital. Así como sucede siempre, digamos, por tradición en la mente. Si hubiese una iglesia en cada ciudad del país donde vivimos, y en cada iglesia de cada ciudad hubiese un pastor, y luego todos estuviesen unidos en la iglesia, se va a ir dando preponderancia, si se deja manejar la carnalidad, se le da preponderancia al pastor de la capital. Así pasó entre los obispos; se le dio preponderancia al obispo que estaba en la capital del imperio, el de Roma. Y así fue como el obispo de Roma alcanzó supremacía entre los obispos, pero todavía no era suficiente, porque la profecía decía que tenía que estar encima de los reyes. Pero le impedían tres reyes o tres reinos: ¿cuáles? Los hérulos, los vándalos y los ostrogodos, porque no se sujetaban al Papa de Roma, especialmente con la doctrina de la Trinidad. Entonces la profecía dice aquí que para poder erigirse como señor y como cabeza de la iglesia y como rey de reyes, debía erradicar esos tres cuernos arrianos. Y eso es lo que pasó en la historia.

EL ARRIANISMO ES ARRANCADO

La erradicación de los tres cuernos comenzó en el 508 y terminó en el 538. Por eso tomamos el 538 como el principio de los 1260 días. Aquí el conteo de los 1260 días de los tres tiempos y medio comienza cuando efectivamente el Papa de Roma, el obispo de Roma, tiene la supremacía. Y efectivamente fue cuando terminó de sacar el último cuerno arriano, y fue en el año 538, con la ayuda del rey de Francia. Comienza en el 508, luego con la ayuda de Justiniano y otros más del Imperio Romano de Oriente, los griegos sacan a estos tres. Porque el Papa no libró él mismo ninguna batalla; el Papa no, ni ningún obispo. Los reyes que se convirtieron al papado lanzaron su primera cruzada. La primera cruzada fue contra los arrianos. La primera gran cruzada del catolicismo fue contra los arrianos. ¿Por qué? Por no tener la Trinidad.

Y eso fue clave para el comienzo del surgimiento del poder papal. Habiendo logrado esto, habiendo logrado erradicar esos tres reyes arrianos, comienza su labor, que dice el versículo 25: «Por 1260 años habla palabras contra el Altísimo». Se dan cuenta: palabras contra Dios. ¿Y qué es eso? Bueno, blasfemias, estableciendo un Dios falso, la Trinidad, colocándose él mismo como Dios en la tierra y colocando a los santos y a todos los demás dioses paganos, bajo apariencia de cristianismo, como dioses. A los santos del Altísimo quebrantará. La persecución que vino contra… ¿Quiénes? ¿Contra quién fue la persecución, mis hermanos? Si ya la historia y la profecía nos dicen que la iglesia se dividió en dos, no en tres ni en cuatro, se dividió en dos, y que el punto de división fue el tema, primeramente, el tema de la Trinidad y luego el tema del sábado y el domingo. Entonces, ¿a quién persiguió? Persiguió a los santos. Pero, ¿quiénes son los santos? Los que no creían como el catolicismo, es decir, los que no creían en el domingo ni creían en la Trinidad.

Entonces, ¿quiénes eran los santos? Los llamados arrianos. Los santos del Altísimo fueron los arrianos. Y a veces la gente quiere, como que arrojarnos, oprobio: «Ah, que tú eres un arriano». Pero es que decir que somos arrianos, en el contexto bien entendido de la profecía y de la historia, es un honor, porque nos están reconociendo que no somos católicos, porque los católicos son el partido contrario, los que están a favor de la Trinidad. Los santos fueron quebrantados, fueron perseguidos, fueron entregados en su mano por tiempo, tiempo y medio tiempo, por 1260 años. Y si usted va a la historia, los valdenses, que la hermana EGW en «El conflicto de los siglos», capítulo 4, si no me equivoco, les dedica un capítulo, justamente, estos valdenses eran también arrianos; o sea, no creían en la Trinidad y no creían en el domingo. Los valdenses, que son un modelo, siempre, ellos no eran trinitarios.

¿Qué más hace este cuerno pequeño? Dice que cambia los tiempos y la ley, cambia la ley, cambia el sábado por el domingo. Cambia los tiempos. Bueno, ¿cómo cambió los tiempos el papado? Basta que usted vea el calendario de hoy y se dará cuenta de cómo los tiempos son diferentes a los tiempos establecidos en la Biblia. Es decir, el día… ¿Cómo, ustedes? Ya nosotros lo hacemos sin darnos cuenta. ¿Cuándo recibimos el sábado? Para el catolicismo, para la sociedad occidental, el día termina a la medianoche. O sea, que el sábado comienza el viernes a la medianoche y termina el sábado a la medianoche.

Nosotros seguimos lo que dice la Biblia de Génesis 1: el día comienza a la puesta de sol. Nosotros recibimos el sábado bíblico a la puesta del sol del día viernes. A la puesta del sol del día viernes, para nosotros ya es sábado, pero para los que siguen al catolicismo, para los que siguen el calendario del catolicismo, sigue siendo viernes. Nuestro sábado termina el sábado a la puesta de sol, pero para la gente del catolicismo, el sábado en la noche sigue siendo sábado. Ven cómo cambiaron los tiempos, cómo la Iglesia Católica cambió los tiempos y cambió la ley.

Entonces, allí está el cumplimiento de esta profecía en la iglesia. Nos hicieron tener miedo al arrianismo. Pero, ¿por qué? Porque ya cuando entramos a la iglesia, ya la iglesia había vuelto católica. Hermanos, todo aquel que te acuse de arriano es porque es un católico, porque no hay un tercero. No hay un… ¿Qué? Bueno, aquí están los arrianos, aquí están los católicos, aquí está el remanente. No, ¿quién era el remanente cuando los católicos estaban unidos con Constantino y con Teodosio defendiendo la Trinidad? ¿Quién era el remanente? No hay dos ni tres respuestas; una sola es la respuesta y eran los llamados arrianos, que son los santos, que son los que son quebrantados por el cuerno pequeño.

LOS 1260 DÍAS O TRES AÑOS Y MEDIO

Ahora, tiempo, tiempo y medio tiempo. Un tiempo es un año, tiempo son dos años, y medio tiempo, medio año. Son tres años y medio, que cada año tiene 360 días, según el calendario que seguían, pues allí los judíos: 360 días por 3.5, por 3 años y medio, da un total de 1260 días. Pero los días en la profecía son años, entonces son 1260 años. Y el comienzo de este poder, de este tiempo, es con el 538. En el 538 es cuando se erradica el último cuerno arriano, comienza los 1260 años. Se le suman al 538 y se extiende hasta 1798. Y allí, en 1798, es cuando se cumple el versículo 26: «Se sentará el juez». Se sienta el juez y le quitan su dominio.

Fíjense que es tan cierto esto que lo está diciendo la Biblia en el mismo contexto: se sienta el juez. ¿Cuándo se sienta el juez? Bueno, se sienta el juez e inmediatamente que se sienta, le quitan el dominio. ¿A quién? Al cuerno pequeño. Finalizan los 1260 años, finalizan los tres tiempos y medios. Entonces, ¿cuándo finalizan los tres tiempos y medio? Ya lo vimos: 1798. ¿Y qué sucede? Se sienta el juez. ¿Y qué sucede? Bueno, le quitan el dominio al cuerno pequeño. ¿Cómo lo hizo Dios? Bueno, no lo hizo directamente, sino a través de sus instrumentos, en este caso Francia. En el 508 le da el poder religioso al papado, lo hace cabeza de todas las iglesias, lo impone políticamente.

Y es un general francés también, así como en aquel entonces un general francés en el 508, Clodoveo, rey de los francos, le da ese poder religioso superior al papado y lo impone por la política. Es también un general francés llamado Berthier, en 1798, quien le quita ese poder político-religioso que tenía el papado. El mismo que se lo dio, el mismo cuerno que se lo dio en el 508, se lo quitó. Perdón, que se lo dio en el 538, se lo quitó en 1798. Y así le quitan el dominio.

¿Cuál es el objetivo? Dice: «El objetivo final es que sea destruido y arruinado hasta el fin, y que el reino, el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán». O sea, ese es el objetivo final. El objetivo del sentarse el juez es… ¿para qué? Bueno, para, dice aquí, destruir al cuerno pequeño y para entregar el reino al pueblo de los santos del Altísimo.

O sea, el objetivo del juicio, que está diciendo, es quitarle… es dar, perdón, el reino a los santos y destruir al cuerno pequeño. Ahora, el juicio sabemos que comienza entonces en 1844; ya lo estudiaremos cuando veamos la profecía de Daniel 8 y Daniel 9. Pero aquí lo vemos. Ya sabemos que en el momento que se sienta el juez, le quitan el dominio. O sea que el juicio comienza en torno a 1798, o inmediatamente después de 1798 comienza el juicio. O sea, juicio para nosotros que estamos en el 2024, ya comenzó. ¿Y cuál es el objetivo del juicio? Bueno, establecer la destrucción del cuerno pequeño, número uno. Número dos, entregar el reino al pueblo de los santos del Altísimo.

EL PROCESO DEL JUICIO

Ahora, ¿qué estudiamos nosotros? Estudiamos en Mateo 22. Al principio estudiamos que cuando entra el rey, va a ver a los convidados a las bodas. Así que allí está la clave de la escogencia. Aquí está la clave. Más detalle de esta profecía la estudiaremos la semana que viene cuando veamos Daniel capítulo 8.

Pero del proceso del juicio lo podemos ver en Mateo 22, que ya lo mencionamos, donde dice que después del llamado que se le hace a los judíos y a los gentiles, y que entran y llenan las bodas de convidados. Mateo capítulo 22 dice entonces, Mateo capítulo 22 nos dice en el versículo 11: «Entró el rey para ver a los convidados a las bodas». ¿Y qué vio? Allí vio a un hombre que no estaba vestido de boda. Eso es lo que vio. Entonces, ¿qué nos representa esto? Esto lo que representa es un acto de investigación, un acto de investigación por parte de quién, del Rey. Un acto de investigación por parte del Rey. Este es el juicio. El rey es el juez que se sienta. Aquí entra a ver los convidados. En Daniel 7 se presenta lo mismo, que dice: «El juez se sentó y los libros fueron abiertos». Es decir, los libros que están registrados, nuestros actos, nuestros nombres en esos libros. Bueno, él entró a ver lo que está en esos libros, que es lo mismo que entrar a ver a los convidados a las bodas.

Entonces, Mateo 22, versículo 12. Ah, perdón, el mismo versículo 11 dice: «Y vio a uno que no estaba vestido de boda». Entonces, ¿qué ocurre? Cuando ve al que no está vestido de boda, le hace una pregunta: «¿Cómo entraste aquí si no estás vestido de boda?» Él cerró la boca. Según Mateo 22, lo que se evalúa es si tenemos el vestido de bodas. O sea, que el vestido de boda es lo mismo que lo que está en los libros. Acuérdense que Apocalipsis 19 dice: «La iglesia se le ha dado que se vista del lino fino, limpio y resplandeciente, porque el vestido del lino fino son las acciones justas de los santos». Entonces, el vestido representa las obras, y las obras están en los libros. Por eso es que el vestido es lo mismo que los libros que Daniel 7 habla de los libros, pero Mateo 22 habla del vestido, porque es lo mismo. ¿Estamos vestidos de boda o no? Pero si siempre hacemos obras, ¿qué significa estar vestido de boda? Bueno, estar vestido de boda es que hacemos las obras limpias de justicia, porque el vestido de boda es un vestido limpio, es un vestido especial. El vestido de boda representa la justicia de Cristo. Significa que yo tengo vestido de bodas la justicia de Cristo. Si yo hago las obras de Cristo, es sencillo. Si yo hago las obras de Cristo, entonces estoy vestido de Cristo. ¿Por qué? Porque sin mí, dijo Jesús, nada podéis hacer. Es decir, estar vestido de boda es estar vestido de Cristo. ¿Y qué significa estar vestido de Cristo? Tener a Cristo en mí. ¿Y qué significa? Bueno, que si Cristo vive en mí, ya yo lo que hago son las obras de Él. Por eso es que es equivalente estar vestido de boda, estar vestido de Cristo. Es equivalente a estar haciendo las obras de Cristo, venciendo el pecado, estar en el pecado perdonado y estar venciendo el pecado, viviendo una vida victoriosa de obediencia a los mandamientos del Padre, como lo hizo Cristo cuando estaba en carne de pecado. Eso es estar vestido de boda. Por eso es que cuando dice aquí, Mateo 22, 11, el rey viene a ver si está vestido de boda, si estás vestido de Cristo. Si estás haciendo las obras de Cristo, si estás venciendo el pecado como Cristo los venció.

Entonces, eso es lo que viene a valorar el rey. Cuando el rey abre los libros, es: «Bueno, voy a ver qué obras son, si son las obras de Cristo o son las obras de él mismo, o son las obras de qué». Hay dos tipos de obras: las obras de Cristo, que serían la justicia de Cristo, y las obras nuestras, que serían nuestra propia justicia. Entonces, por eso, ¿de qué estás vestido? ¿De qué nos vestimos nosotros, mis hermanos? ¿Por qué? Porque eso es lo que va a determinar si serás escogido o no. Porque al final de esta parábola, en el versículo 14, «Muchos son los llamados, pocos son los escogidos». Entonces, todos somos llamados. Sí, bueno, todos son llamados, pero ¿quiénes son los que aceptan el llamado? Los que entran a las bodas. Los que van a las bodas. Porque los judíos fueron llamados, sí, pero no fueron. No, no entraron. No quisieron ir, dice la parábola. Mateo 22 no quisieron ir. Luego se invitó a los que estaban por las plazas, por los caminos, y se llenó la boda. Entonces, ¿quiénes son los llamados? Todos. ¿Quiénes son los que aceptaron el llamado? Los que fueron a la boda. Pero ¿quiénes son los escogidos? Los que fueron llamados, escucharon el llamado, fueron a la boda y fueron a la boda vestidos de boda. Porque aquí tenemos a uno que escuchó el llamado, fue a la boda, entró a la boda, pero fue sacado fuera de la boda porque no estaba vestido de boda. Fue con su propia justicia, con su propia ropa. Y cuando llegó el momento del juicio, el rey lo vio y no. Entonces, ¿en qué consiste el juicio? En parábolas sencillas, en palabras sencillas. ¿En qué consiste el juicio? En que el rey entra a ver si estamos vestidos o no de boda, es decir, si estamos vestidos o no de Cristo. Eso es todo. Y el que, llegado el turno, porque ese juicio es individual, es por generación e individual. O sea, por decir, estamos ahora juzgando la generación del siglo XIX. Estamos juzgando la generación del siglo XX. Llegará el momento cuando dirán: «Estamos juzgando la generación del siglo XXI», que será el juicio de los vivos. El juicio de la generación del siglo I. Bueno, Abel, primer muerto, y todos los demás que murieron en el… y vivieron en el primer siglo. Y así siglo II, siglo III. Pero estamos hablando, mejor dicho, desde el primer… Sí, desde Abel hasta que lleguemos al siglo que estamos nosotros, que es el siglo XXI. Cuando llegue nuestro tiempo, es el juicio de los vivos. ¿Y qué se va? El rey verá a la generación del siglo XXI a ver si están o no vestidos de boda. Y a eso lo verá. Bueno, llegará el momento del siglo XXI, los que están, los primeros, los segundos. O sea, los va a valorar a todos y llegará el momento y dirá: «Y si encuentra uno que no está vestido de Cristo, que no está haciendo las obras de Cristo». Entonces dice, versículo 13: «El rey dijo a los que servían: Atad de pies y de mano, tomad y echad afuera a las tinieblas; allí será el lloro y el crujir de dientes», porque «muchos son llamados y pocos son los escogidos». Nosotros estamos ya viviendo el juicio. Comenzó en el siglo XVIII, XIX. Comenzó el juicio. O sea que ya van dos siglos en el juicio del cielo y el juicio de los vivos comenzará en este siglo, siglo XXI. No sabemos el día, no sabemos la hora. Sabemos la generación. En esta generación comenzará el juicio a los vivos, porque se están juzgando los muertos. Terminado de juzgar todos los muertos, serán juzgados los vivos. Y es entonces cuando tendremos que haber estado nosotros, cuando llegue el momento, vestidos. Y es por eso que el Señor nos advierte y nos llama. ¿Cómo nos llama? Buen mensaje de los tres ángeles. Comienza con el diciendo: «La hora del juicio ha llegado». El segundo nos está diciendo: «Miren, tienen que salirse de Babilonia. Salirse de todas esas iglesias. No tienen que tener… ¿Para qué visitan a Babilonia? ¿Para qué van a visitar a Babilonia? Se van a contaminar de sus doctrinas, de sus pecados y, por tanto, van a recibir su castigo. Salgan de allí». Ese es el llamado. Entonces, el tercer mensaje que dice: «No adoren a la bestia ni a su imagen. Guarden los mandamientos de Dios por la fe de Jesús». O sea, el mensaje del Tercer Ángel es justamente donde está el mensaje de qué. Del vestido de boda, la fe de Jesús, el vestido de Cristo. Si recibimos el mensaje de los tres ángeles, estaremos vestidos de boda, vestidos de Cristo, haremos las obras de Cristo y, cuando llegue el juicio, no habrá temor, como dice Juan: «En el amor no hay temor, porque el temor lleva a miedo de castigo». Pero, como estamos en Cristo, no hay temor. Por eso es que las profecías nos lo advierten. Y esta profecía también es una advertencia y todas hablan de lo mismo: del vestido de boda, del juicio. Entonces, mis hermanos, nosotros estamos a punto. Y eso significa que ahora más que nunca tenemos que asegurarnos de que estamos vestidos de Cristo. Y estar vestido de Cristo no solamente es vivir una vida de obediencia a los mandamientos de Cristo, sino también amar al prójimo como Cristo, llevar el mensaje de salvación al prójimo. Si no lo hacemos, tampoco estamos vestidos de Cristo. Si nosotros callamos cuando tenemos que hablar, no estamos vestidos de Cristo. Si, con nuestro silencio, apoyamos el error, apoyamos el pecado, no estamos vestidos de Cristo. Si somos traidores a los mandamientos de Dios, si en oculto o en público traicionamos a Cristo, a su palabra, a su mensaje, a los mandamientos de su Padre, no estamos vestidos de Cristo. El Señor nos llama y nos invita a que nos vistamos de Cristo. Así que, bueno, que el Señor nos bendiga en esta hora. Y yo invito a todos los que quieran aprovechar de vestirse de bodas de Cristo, ahora que todavía hay tiempo, a que digan: «Amén, yo quiero vestirme de Cristo y su justicia». ¿Yo quiero? Si es así, di: «Amén, yo quiero».

ORACIÓN

Vamos a terminar con una oración para que el Señor nos reafirme, pues, en esa decisión de nuestras vidas. La hermana Yoly Cordero dice: «Vestido de Cristo, tener a Cristo en mí». Amén. Y espero que todos los hermanos que están allí conectados o que luego vean esto también lo escriban allí en la caja de comentarios: «Amén, yo quiero vestirme de Cristo y su justicia». Amén, hermana … Oremos, vamos a postrarnos para orar.

Querido Padre que moras en lo alto del cielo, una vez más damos gracias por tu palabra profética que nos lleva hacia las mismas verdades que tenemos tiempo hablando, la verdad presente que nos lleva al tiempo del fin, al juicio, al santuario, y especialmente a vestirnos de Cristo y su justicia. Una vez más reafirmamos, Señor, nuestro deseo, nuestra confirmación de que queremos estar vestidos de Cristo y su justicia, de tu Hijo. Queremos estar vestidos de tu divinidad, de tu poder, de tu gloria. Queremos, Señor, arrepentirnos de todos nuestros pecados y mal camino. Que nuestro carácter sea transformado y que nos haga semejantes a ti. Al hacernos semejantes a tu Hijo Jesús, queremos, Señor, ser hijos tuyos en medio de generación perversa. Danos, Señor, un corazón limpio y un espíritu recto. Abre nuestros ojos ante tus ojos. Bendice a todos los hermanos que están aquí congregados, a los que luego escuchen este tema también, que también decidan, Señor, y decidan vestirse de tu justicia. Dales la fe, dales el entendimiento, dales la vestimenta. También te pedimos por los hermanos, Señor, que están necesitados de salud allá en Colombia, que nos han pedido oración, la hermana Ana Irizarry y todos los que quizás no nos acordemos, pero también están en necesidad de salud, de recursos, de tu presencia. Señor, no olvides a tu pueblo, que somos pobres, que somos débiles, que somos pocos, pero sabemos que somos la niña de tus ojos porque diste a tu Hijo unigénito por nosotros. Señor, escucha nuestra voz, nuestra súplica. Te pedimos todas estas bendiciones en el nombre de tu Hijo Jesús. Amén, Señor. Amén.

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