Por: John García.

  1. APERTURA: Había una vez un sapo que estaba junto a un río, cuando vio a un escorpión que se acercaba, buscando una forma de cruzar. El escorpión, sabiendo que no podía nadar, le pidió al sapo que lo transportara sobre su espalda para cruzar al otro lado del río. El sapo, al principio dudó. “¿Por qué debería ayudarte?”, preguntó. “Si te llevo, podrías picarme y matarme”. El escorpión, viendo la preocupación en los ojos del sapo, le respondió: “No te preocupes, si te pico, ambos nos ahogaremos. No tiene sentido que lo haga”. Después de pensarlo por un momento, el sapo decidió confiar en el escorpión y aceptó cargarlo sobre su espalda para cruzar el río. Pero, a mitad del camino, el escorpión, no pudiendo controlar su naturaleza, picó al sapo. Al sentir el veneno en su cuerpo, el sapo comenzó a hundirse y le dijo con tristeza: “¿Por qué lo hiciste? ¡Nos vamos a morir los dos!” El escorpión respondió con una voz débil: “Lo sé… pero no pude evitarlo. Es mi naturaleza”.
    Eso muestra con perfección nuestra naturaleza humana y que no importa la decisión, la voluntad, la educación, etc; siempre nos picará y nos llevará a la muerte. Es como el color del etíope que no puede ser cambiado, o como las manchas del leopardo que no pueden ser quitadas (Jeremías 13.23).
    Sin embargo, mucha gente aun no sabe esto y piensa que es posible por el ejercicio de la voluntad, de la educación y de la publicidad cambiar de naturaleza mala a buena. Veamos lo que dice la infalible palabra De Dios. Y veremos como es el único camino de la transformación de la naturaleza humana.
  2. PROPOSICIÓN: «Aunque nacemos en pecado debido a la caída de Adán, en Cristo somos renacidos para vivir en la justicia de Dios, a través de Su gracia y el poder transformador del Espíritu Santo.»

3. TEMA: Concebidos en pecado, pero renaciendo en justicia.

1. Parte 1: NO hemos sido concebidos inmaculados.

  1. A. Dios nos hizo a su imagen y semejanza (Gen 1.26-27, 31).
    1. B. Adán pecó y todos nacimos a su imagen y semejanza (Gen 5.1-3).
      1. C. Recibimos las consecuencias, la maldad y el pecado heredamos (Rom 5.12, 18-19).
        1. Concebidos en pecado (Salmo 51.5), en “pecaminosa concepción”. Nacemos esclavos e hijos de ira (Rom 7. 22-23; Efesios 2.3; Rom 3.9-12).
        2. Enemistados pero esclavos (Gen 3.15; Rom 7.14-21).
        3. Ver Boletin Conferencia 1893 p.183-186 y CJ 48.
    2. Parte 2: El Vino de Babel habla de la Inmaculada Concepción.
    1. A. Inmaculada concepción de Maria (Romanistas). Ver CamConsag p. 14; Gal 4.4 y 1 Juan 4.1
      1. B. Inmaculada concepción de Jesús (debilidades inocentes – Protestantes y Adventistas Saduceos). Henry Melvil y Tim Poirier.
      2. C. Inmaculada concepción de todos (Adventistas Fariseos). Dicen que el pecado no se hereda. Que nacemos neutros. Que pecamos luego de tener uso de razón.
      VERDAD AL RESPECTO:
      Es inevitable que los hijos sufran las consecuencias de la maldad de sus padres, pero no son castigados por la culpa de sus padres, a no ser que participen de los pecados de estos. Sin embargo, generalmente los hijos siguen los pasos de sus padres. Por la herencia y por el ejemplo, los hijos llegan a ser participantes de los pecados de sus progenitores. Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. PP 278.4
      Los hijos tienen una herencia de pecado. El pecado los ha separado de Dios. Jesús dio su vida para unir con Dios los eslabones rotos. Debido a su relación con el primer Adán, los hombres sólo reciben culpabilidad y la sentencia de muerte. CN 447.5
    3. Parte 3: Jesús vino con pecaminosa concepción y la venció desde el principio
    1. A. Jehová cargó en Jesús el pecado (por herencia y por imputación – Isa 53.6). Dios envió a su Hijo en carne de pecado (Rom 8.3). Hecho de mujer, hecho bajo la ley (Gal 4.4). Ver Jones 11, 16 – 17.
      1. B. Jesús venció el pecado heredado y el imputado (condenó al pecado en la carne – Rom 8.3; Heb 2.).
      2. C. Jesús por su espíritu vence nuestro pecado heredado y cometido (para que la justicia de la ley se cumpla en nosotros).

4. CONCLUSIÓN:

  • Adán nos entregó al pecado.
  • Pero Jesús nos salvó y nos entrega a la justicia.
  • Jesús lo resumió en las palabras a Nicodemo: el que es nacido de la carne, carne es; el que es nacido del espíritu, espíritu es. Necesitamos nacer de agua y del espíritu.

5. CIERRE EMOCIONAL:

  • Ya hemos visto que hemos nacido perdidos.
  • Pero Jesús se encarnó para recibir nuestra perdición y pagarla y salvarnos.
  • Ya el logró la salvación. Ahora solo falta que tu la experimentes.

6. LLAMADO:

  • Imagínate comenzar a vivir una nueva vida, donde no tengas temor, ni miedo, ni angustia. Donde no seas esclavo de nada, ni de vicios, ni de emociones ni sentimientos.
  • ¿Te gustaría?
  • Pues debes elegir hoy nacer de agua y de espíritu.

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